Profecías sin religión, augurios que nunca se cumplirán, anhelos de tetrabrik, paranoias industriales y el acero de tus labios clavado en mi costilla. Esto es la daga de Tiresias

miércoles, 28 de marzo de 2012

La ligazón del teatro

Hace mucho tiempo que no utilizo éste espacio de escritura, de comunicación conmigo mismo y con el mundo, o con la pequeña parte del mundo que lee esta abandonada bitácora. Hoy, a unas horas de viajar a Italia, decido recuperarla. El motivo de ello son los meses de esfuerzo e intenso trabajo que han supuesto, supone y supondrá la dramaturgia madrileña. Rompo también en esta nueva etapa, que nadie sabe por cuánto tiempo durará, para publicar un texto reflexivo y no literario.

Desde que empecé en el mundo del teatro, allá por 2004, ante la pregunta ¿por qué hace usted teatro? Siempre hubiera dado una respuesta teórica, más o menos resultona, más o menos bella, pero una respuesta que se quedaba en el plano de las ideas, mucha teoría, ninguna praxis. Es algo clásico en mi modo de vida, muchas veces apoyo demasiado mi peso en la razón ilustrada, pero sin duda es algo que se debe a, como dirían, "no haber superado mi educación". El caso, es que hoy me he hecho esa pregunta, permitánme repetirla: ¿Por qué hace usted teatro? La respuesta es clara, firme: por Nicolás Illoro, Laura Marín, César de Bordons y Juan Valle. Llevamos un tiempo trabajando Ligazón, la mística que se ha generado entre el equipo de trabajo, el vínculo que se ha formado entre todos ha dado unos resultados fantásticos. No los mejores posibles, pero sí de una riqueza abrumadora. Estas semanas de trabajo, de investigación, creación artística y espiritual, han sido maravillosas, por un lado, porque han servido para recordarme mis defectos y debilidades, para hacer presentes los fantasmas del pasado y los miedos que conlleva la dirección. Por suerte, tenía un compañero de timón a la altura de Sir Walter Raleigh. La codirección de la última escena de Ligazón con don César de Bordons ha sido una de las mejores experiencias teatrales que he tenido. Siempre conmueve las entrañas experimentar la emoción de la puesta en escena con un poeta que se deja seducir por la magia teatral. No fue fácil la cosa, no todo fue jauja entremesil, me hizo leer a Octavio Paz y eso fue una ofensa para Los detectives salvajes, que espero algún día sabrán perdonarme, pero fue por el bien de Valle-Inclán. Así César puso todo su bagaje literario y vivencial para cocrear un trabajo fundamentado en el símbolo. El resultado teórico ha sido un viaje iniciático hacia Cernuda, Baudelaire y el citado Paz pero también hacia Michael Chejov, Artaud y Anne Bogart.

Sin embargo, el teatro es "mise en scène", gracias a dios, y necesitabámos actores. Para ello contamos con la colaboración más que indispensable de Juan, Laura y Nico. Las semanas de trabajo con ellos han sido evocadoras, gratificantes, productivas, silenciosas, místicas, aterradoras, verborreicas, contemplativas, animalizantes, rituales... Ha sido un viaje hacia esa Ítaca llamada teatro. Los chicos han estado magníficos. Siempre nos dieron más de lo que les pedimos, fueron en todo momento parte activa del proceso creativo, no dejaron de proponer en ningún instante, nos brindaron toda su alma para sacar adelante este proyecto, se implicaron tanto o más que nosotros y adquirieron una dimensión tan trascendental que para mí no habrá otra Mozuela más que Laura Marín, otro Afilador más que Nicolás Illoro ni otro Bulto de manta y retaco más que Juan Valle. Es uno de esos momentos en los que dices, "qué buen reparto tengo". La confianza era mutua, se abandonaron a nuestros brazos y nosotros nos encomendamos a su espíritu. Se produjo la ligazón del teatro, en cuerpo y sangre, amén.

Aún es pronto para sacar conclusiones bien digeridas de este último mes, en cuanto las tenga las compartiré con ustedes, pero lo que si que puedo anunciar es que yo quiero dedicarme al teatro por gente como César, Juan, Laura y Nico. Gracias.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Garnacha

Mesa de una desconocida cafetería madrileña. Sentados a la mesa están el poeta, el vagabundo y la universitaria. Hay cuatro vasos, uno vacío, beben vino. Se escuchan sonidos guturales provenientes de la extraescena. El poeta saca un paquete de tabaco de liar y lo ofrece. El vagabundo no se percata, ella lo rechaza. La universitaria acaricia la pierna del vagabundo que continúa observando el vacío existencial que proyectan las calles madrileñas. El poeta saca un filtro de su medio sombrero de copa e inicia el proceso que le conducirá a la muerte, poco tabaco y papel retardante. Se vuelven a escuchar los sonidos de la bestia. Los tres beben. Se acaba el vino. El vagabundo levanta la botella y el camarero saca otra. Sirven y beben. El poeta tras el trago enciende el cigarro. La universitaria trata de devolver al vagabundo al mundo real con más caricias. El poeta se levanta y mira hacia la calle. Da una larga calada. Mira al vagabundo y a la universitaria, abre la boca pero entiende la futilidad de su palabra y sigue fumando. Entra el ingeniero, lleva en la mano unas botas.


Ingeniero.- (Lanza las botas hacia el vagabundo) Toma.


El vagabundo le mira. La universitaria le quita las zapatillas de marca americana y le ayuda a ponerse las botas. El ingeniero le pide fuego al poeta y fuman juntos. La bestia ruge más fuerte que nunca. Todos beben. El poeta tira unas monedas sobre la mesa. El vagabundo da un beso a la universitaria. Los tres salen de escena y ella se queda para terminar la botella. Dos horas después en un teatro de Madrid se escuchará un pateo monumental.

viernes, 24 de junio de 2011

Fedra

Cocina. Pollo al horno con patatas, al limón, con un chorrito de vino blanco. ¿Queda vino? ¿limón? ¿patatas? ¿Recuerdas al menos si hay un pollo? Entra de repente. No me ha dado tiempo a cocinar. Es él. Mi hijastro. Cinceles griegos han esculpido su torso, sus dorados rizos salvajes se los otorgaron dioses romanos y ni una pelusa recorre esa tez toscana que sólo el renacimiento pudo dibujar. Mi príncipe prometido por Disney. Lo he amado, lo amo, lo amaré. Abre el refrigerador, saca el brik de leche, lo abre con la boca, tapón escupido sobre encimera, cartón horizontalizado sobre el gaznate, la leche cae por su comisura... su pecho enlechado y yo sólo quiero lamer. Pero no hay pollo todavía, no me dio tiempo a cocinar, a la mierda el pollo yo quiero cocinarlo a él, quiero saborear cada uno de los músculos del hijo por la ausencia eterna del padre entre mis piernas. Lo deseo. Me lanzo. Arranco mi blusa. Él me mira. Mis dedos en su pecho, mi boca en su cuello. Empujón. Suelo. Se marcha llorando. ¿Qué hora es? Casi las dos. El ascensor. El padre. Llega la hora de la comida y el pollo no está preparado. Se abre la puerta. Pasos acelerados por el pasillo, la vergüenza se atenaza sobre mi cuello. Otra copa de vino. ¿Cuántas van? Con razón no quedaba para el pollo. Ventana. Brisa de poniente que invita al castigo. Pasos pesados cada vez más cerca. No se oye su voz, noto su presencia. Crimen, juez y castigo. Ahora o nunca. Salto. No era mi marido era la criada. Digánle a Florinda, a esa hija de puta, que la próxima vez llame antes de entrar.

jueves, 19 de mayo de 2011

Rangos

Sir William Howe mandó llamar a Walt Whitman. Esto extrañó a muchos ya que Whitman ni siquiera había nacido.

- Quiero que escriba un poema.

- Nunca lo he hecho.

- Limítese a hacerlo.

- No soy poeta.

- Lo será.

- Oh capitán, mi capitán...

Sir Howe, como era de esperar, lo mandó al paredón, porque no hay nada más insultante para un súbdito de Jorge III que confundan su rango. No es lo mismo un capitán que un coronel, un coronel que un general y un general que un florista y eso lo saben ustedes, yo y la Reina Madre. Cuando se produjo la descarga de fusilería no hubo, por suerte, que llamar al juez de paz, lo cual se agradeció ya que estaban en guerra, ni celebrar entierro alguno ya que, como hemos señalado, Whitman aún no había nacido. Lo más embarazoso se produjo al día siguiente: se perdió en Saratoga.

lunes, 2 de mayo de 2011

UN DESCUIDO DE SUETONIO

Todas las mañanas se levantaba para arar la parcela que compró a un soldado retirado. Tenía una bonita mujer de piel cobriza y tres preciosos niños que conservaban la grandeza de Roma en su porte y sus cabellos dorados. Aquel día había vuelto a tener pesadillas. En Roma se celebraban los idus de marzo. Era el vigésimo aniversario. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Durante un instante sus muebles y aparejos parecieron desvanecerse y ante él volvió a aparecer el blanco mármol de la curia senatorial. Bullicio, nervios, angustia, su estómago se le cerraba, su cuerpo estaba ardiendo, y allí estaba él: un frío puñal bajo su toga nívea, lo único que le mantenía sereno.

El primero fue Servilio Casca, luego llegó un segundo y un tercero... Nunca pudo recordar si alcanzó a lacerar el cuerpo de César pero el pecado le perseguiría toda la eternidad. Jamás sería perdonado por los dioses. Cometió un error, huyó y comenzó una nueva vida. Cambió de nombre, de oficio y de mujer. Pero decidió que su vergüenza debería quedar marcada para siempre en su linaje. Así, desde que se asentó en Esmirna, se llamó Marco Saucius Illius, es decir “Aquél que hirió mortalmente”.

domingo, 20 de junio de 2010

CUANDO SE OLVIDÓ EL ALMENDRO DE ELOÍSA

Madrid está llena de gente guapa y corazones vacíos,

Madrid es Callao, España y Marañón,

Es la unión de las dos Castillas,

Es casticismo español.

Madrid es Gran Vía, Chamberí y Preciados,

Residencia elitista y pelos revueltos,

Estaciones en curva y miradas furtivas,

Bigotes recortados, teatros musicales.

Es dónde te fui a llevar.

Sueño y tristeza,

Anehlo y gloria,

Monarquía y República,

Odio, amor, odio,

Una ciudad muy grande para gente de cerebro pequeño.

Madrid es fiasco, estafa, timo,

Más forma que fondo,

Es más Latina y menos Europa,

Es el lugar dónde pensé que me mirabas pero era al chico de atrás...

Madrid, aunque olvidaste a Jardiel, sé que te volveré a ver.

jueves, 10 de junio de 2010

HEBREOS

Hace casi un año que llegué aquí. Le habían dicho a mis padres que lo mejor era mudarnos, que estaríamos más seguros. Yo no entendía porque íbamos a estar mejor en un lugar desconocido. Yo quería seguir viendo a mis amigos, quería seguir tocando el piano mientras Sarita bailaba torpemente al son de Bach. Cuando los soldados nos sacaron de casa ni Georg, Julian o Matt salió a despedirme, mis amigos no me dijeron adiós.

Cuando llegamos a la estación nos hicieron soltar las maletas; había cientos de nosotros. Los soldados nos insultaban como si fuéramos incapaces de entenderles, parecían haber olvidado que también nosotros éramos alemanes. Mi madre suplicó que no le quitaran la bolsa de viaje, la había cargado de comida, la única respuesta fue un bofetón. Mi padre respondió, golpeó al soldado y su compañero le disparó con la ametralladora en el estómago, mi hermana empezó a gritar, le tapé los ojos. Mi padre cayó sobre mi madre, sangrando. Gritos. Disparos. Lágrimas. Gente corriendo. Gritos. Frío. Temblaba; mi hermana lloraba. Mis piernas querían correr. Gritos. No podía moverlas. Miedo. Creo que eso se llama miedo. Gritos. Un golpe. Oscuridad.
Me desperté en un tren. Llegamos a un lugar alejado. Había un muro de alambradas. Al fondo dos grandes chimeneas escupían humo, podría ser una fábrica. Más tarde descubrí que… no puedo… no…

Nos separaron. Yo no quería, mi hermana lloraba otra vez, se la llevaron con mi madre, no las volví a ver hasta hace dos semanas. Iban hacia las chimeneas. Era lo único que tenía, mi última esperanza… ahora… no…

Llevo aquí once meses, una semana y tres días. Once meses, una semana y tres días y sólo he sido capaz de sentir una cosa: miedo. Estoy solo. Nadie es amigo de nadie. Sólo me podía fiar de Phineas y Thomas, eran de mi edad. Murieron hace dos meses por el esfuerzo. Llevaban aquí año y medio. Eran lo único que podía llamar amigo.

He tomado una decisión, voy a vencer al miedo. Cuando anochezca saldré del barracón y correré hacia las alambradas. Sé que están electrificadas, así venceré al miedo, así decidiré yo mi destino.
Ésta es mi última noche, escribo esto para que no digan que fui un cobarde. No sé por qué he tenido que vivir esto, sólo tengo quince años, sólo quiero jugar, sólo quiero volver a correr por la playa, sólo quiero intentar besar a Mary, solo quiero vivir… Hoy es mi última noche en este mundo, tal vez así sea la primera en que alcance la libertad.